La discopatía degenerativa cervical se diagnostica cuando un disco dañado de la columna se vuelve sintomático.

Un disco cervical es un pedazo de tejido blando que es esencial para cada segmento del movimiento del cuello.

La parte exterior sólida y fibrosa del disco, llamada anillo fibroso, envuelve el interior gelatinoso del disco, llamado núcleo pulposo.

Con el tiempo, el disco tiende a degenerarse y su interior se deshidrata y se vuelve menos flexible; además, pierde altura y el anillo fibroso exterior se debilita, se desplaza hacia adelante y se desgarra.

Se cree que la discopatía degenerativa produce dolor de muchas maneras.

Como el disco degenerado pierde altura y flexibilidad, el dolor puede deberse a los micromovimientos anormales del segmento vertebral.

El disco degenerado en sí puede causar dolor, ya que las proteínas inflamatorias del interior del disco pueden afectar las fibras nerviosas del anillo exterior.

A veces, el espacio intervertebral puede comprimir una raíz nerviosa cercana, lo que produce un dolor que se irradia al brazo y se conoce como radiculopatía cervical.

El dolor de cuello causado por la discopatía degenerativa con frecuencia se alivia tras un largo período, ya que finalmente las proteínas inflamatorias ceden y el disco queda en una posición más estable.

El dolor de la discopatía degenerativa cervical normalmente se manifiesta con rigidez en el cuello, pero también puede irradiarse a los hombros, brazos, manos y dedos según el nervio que se comprima o irrite.

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