Obtener un diagnóstico preciso de una hernia discal cervical puede ayudar a comprender los mecanismos subyacentes del dolor, como qué raíz nerviosa puede estar comprimida. Un diagnóstico preciso también desempeña un papel importante a la hora de obtener el tratamiento más eficaz.

Causas de la hernia discal cervical

La degeneración debido al envejecimiento es una causa común de las hernias de discos cervicales.

Estas son algunas de las causas más comunes de la hernia discal cervical:

  • Degeneración del disco con el paso del tiempo. A medida que un disco envejece, pierde hidratación de forma natural y se vuelve menos flexible y duradero. Es más probable que se produzcan grietas y desgarros en un disco con menor contenido de agua.
  • Traumatismos. Un impacto directo en la columna vertebral puede provocar el desgarro o la hernia de un disco.

También son posibles otras causas menos frecuentes de hernia discal, como trastornos del tejido conjuntivo u otras anomalías de la columna vertebral.

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Diagnóstico de la hernia discal cervical

Una resonancia magnética es una herramienta diagnóstica útil para identificar una hernia discal cervical.

Obtener un diagnóstico preciso de una hernia discal cervical suele implicar un proceso de 3 pasos:

  • Historia clínica del paciente. Se revisa la historia clínica del paciente, que incluye cualquier enfermedad crónica, lesiones pasadas o antecedentes de dolor de espalda o cuello. También se recoge información sobre los síntomas actuales.
  • Examen físico. Se puede palpar el cuello para detectar si hay alguna zona inflamada, sensible o dolorosa. El médico también comprueba la amplitud de movimiento del cuello, así como cualquier signo de déficit neurológico en los brazos, como problemas de reflejos, entumecimiento o debilidad.
  • Estudio de imágenes. Un estudio de imágenes puede mostrar si un disco empezó a aplanarse o a desplazarse más allá de su ubicación normal. La resonancia magnética (RM) es el método preferido para ver una hernia discal, ya que ofrece una visión de alta calidad de los tejidos blandos. Si la resonancia magnética no es una opción, también puede considerarse la posibilidad de realizar una tomografía computarizada o una mielografía computarizada.

En muchos casos, a través de la historia clínica del paciente y el examen físico se puede obtener suficiente información para iniciar el tratamiento, por lo que no siempre se solicita de inmediato un estudio de imagen. Sin embargo, para diagnosticar una hernia discal cervical como causa del dolor suele ser necesario comparar la historia clínica del paciente, el examen físico, el estudio de imagen y una inyección diagnóstica con contraste guiada por rayos X.

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Hernia discal contenida frente a no contenida

Cuando se observa durante un estudio de imagen, una hernia discal cervical puede clasificarse en dos categorías generales:

  • Contenida. Una hernia discal contenida implica la fuga del núcleo pulposo en desgarros parciales del anillo fibroso, pero no más allá de la capa más externa del disco. El disco puede deformarse hacia fuera y seguir causando dolor, por ejemplo, al presionar contra una raíz nerviosa o la médula espinal, pero el núcleo pulposo y sus proteínas inflamatorias permanecen dentro del disco. Una hernia discal contenida se conoce como protrusión discal.
  • No contenida. Una hernia discal no contenida se produce cuando el núcleo pulposo comienza a filtrarse a través de un desgarro completo del anillo fibroso y sale de la capa más externa del disco. Las proteínas inflamatorias pueden filtrarse a una raíz nerviosa, la médula espinal u otros tejidos cercanos. Una hernia discal no contenida también se conoce como extrusión discal. Si parte del disco se separa completamente del resto del disco, se denomina secuestro discal.

Con el tiempo, una hernia discal contenida puede volverse incontenida, pero no siempre. También debe tenerse en cuenta que el dolor de los discos contenidos o no contenidos puede variar desde severo a ningún síntoma en absoluto.

Dr. Richard Staehler is a physiatrist at the NeuroSpine Center of Wisconsin. He has more than 20 years of experience providing non-surgical treatment for spine pain.

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